Día 8 - Una Mirada al Corazón

Tesoros Devocionales - El Poder Espiritual Charles Finney

 

 

Día 8

Una Mirada al Corazón

 

“Hermanos, el deseo de mi corazón, y mi oración a Dios por los israelitas,

es que lleguen a ser salvos.”

 

ROMANOS 10:1

  


¿ Cómo puede uno determinar si alguien es candidato a la renovación espiritual? Echar una mirada al corazón es buen punto de partida. Aquí encontramos algunas características que son comunes a los creyentes:

Muchos creyentes son ciegos ante la condición de los pecadores. Sus corazones son tan duros como el mármol. Las verdades bíblicas sólo parecen un sueño. Admiten que son ciertas; sus conciencias y sus mentes las aceptan pero no les conceden la importancia debida ni su fe parece estar consciente de su trascendencia eterna. Pero cuando entran a un avivamiento de poder espiritual, ven a los seres humanos bajo una fuerte luz que renueva el amor de Dios en sus corazones. Su voluntad los mueve a trabajar celosamente por llevar las almas a Dios, se afligen por el hecho de que los demás no amen a Dios como ellos lo aman y se esfuerzan con pasión por persuadir a sus vecinos de que entreguen su corazón a Dios. Así que su amor por los hombres se renueva y son llenos de ternura y de ardiente amor por las almas. Sufren por las personas que desean verlas salvas. No solamente los animan a que entreguen sus vidas al Señor, sino que interceden por ellas ante Dios poniendo en acción toda su fe, y con fuerte clamor y lágrimas suplican al Señor que tenga misericordia de ellos y salve sus almas de las llamas eternas.

 

Los creyentes influyen sobre las personas que los rodean no solo con sus palabras, sino con

sus miradas, sus lágrimas, y su vida diaria.

 

Esta es la obra del Espíritu Santo. Su poder rompe el poder del mundo y del pecado sobre los creyentes. Llevándolos a un terreno de tal pecado sobre los creyentes. Llevándolos a un terreno de tal ventaja que logran un impulso fresco hacia el cielo; en el que encuentran un nuevo sabor, surgiendo en ellos nuevos deseos en cuanto a su relación con Dios. El encanto del mundo se rompe y el poder del pecado es vencido. Cuando un creyente es despertado y reformado de este modo, la salvación y transformación de los pecadores es un hecho consecuencial. Los creyentes influyen sobre las personas que los rodean no solo con sus palabras, sino con sus miradas, sus lágrimas, y su vida diaria. Si la vida de un creyente está llena de mundanalidad, los pecadores lo ven. Si está lleno del Espíritu, también lo ven. El incrédulo que mira los ojos de su esposa piadosa, ve la ternura y la compasión de Cristo, y la vida de ella es un sermón constante y un reproche permanente para él. Un sermón que resuenan en sus oídos todo el día. Tal es el poder del Espíritu que guía a otros a la convicción de pecado.

 

Padre mio, el mundo me deja oír su encantadora canción en dondequiera que voy. Ayúdame

a ver el desorden y las mentiras, y ayúdame a ver la vida de las personas que me rodean

como tú las ves. Amén.